Espinosa, Rubén - La relación capital-trabajo

CAPÍTULO SALUD – POLO SOCIAL

SEMINARIO PENSAMIENTO POLÍTICO Y PODER

(Sábado 23/6/01)

LA RELACIÓN CAPITAL – TRABAJO

rubén espinosa

I. Capitalismo y Razón Dialéctica

En su exposición, Floreal Ferrara, mostró que el despliegue de la Razón Dialéctica, se encontraba determinada por el surgimiento del Capitalismo, habida cuenta que cada Modo de Producción, se apoya en las relaciones sociales que lo sustentan, y en como estas definen las formas de pensamiento que las autolegitiman.

Sin duda alguna, el pensamiento dialéctico, constituyó un salto cualitativo impresionante, con respecto al saber dogmático reinante en el Modo Feudal. No casualmente, K. Marx, alababa los desarrollos teóricos de Hegel, diciendo que este es «el primero en exponer de una manera clara y comprensiva el movimiento» [[1]]

¿Qué es lo que nos dice la Dialéctica? Que la Razón se apoya siempre en la existencia de elementos opuestos, los cuales determinan la contradicción, que puede y debe ser resuelta en los marcos del movimiento dialéctico, constituido por la AFIRMACIÓN que determina la Tesis, la NEGACIÓN y el CONFLICTO, contenidos en la Antítesis, y la SUPERACIÓN, (NEGACIÓN DE UN TÉRMINO, DANDO LUGAR A OTRO QUE CONTIENE AL TÉRMINO NEGADO), que se expresa en la Síntesis.

De esta manera, el pensamiento dialéctico reconoce la existencia de una construcción histórica compleja y contradictoria, en medio de la cuál, existe el CONFLICTO, que puede –y debe, ser resuelto positivamente.

Desde esta Razón, la Relación Capital / Trabajo, puede definirse como el vínculo construido históricamente por las dos clases sociales fundamentales -la de los capitalistas, y la de los trabajadores, que son opuestas, contradictorias, y al unísono, complementarias. La oposición y la contradicción, determinan el CONFLICTO, y, al unísono, la complementariedad, señala la necesaria SUPERACIÓN.

Las diferentes escuelas del pensamiento conservador y liberal, y gran parte también de los llamados «marxismos», se apoyan –a sabiendas o no, en este razonar fuertemente institucionalizado, y desde este construyen teorías económicas y políticas, que definen el pensamiento del bloque dominante asentado en la preservación, en la no-ruptura, de la relación capital / trabajo.

II. Marx y la Ruptura Anti-dialéctica

Así como FF, nos mostró la Dialéctica, también nos señaló la acción disruptiva que K. Marx, había desplegado en torno a ella, y la construcción consecuente de un pensamiento verdaderamente crítico.

Esta tarea de Marx, no solo debe evaluarse desde su eficacia, sino también –y quizás fundamentalmente, por el portentoso esfuerzo que significaba romper con las estructuras mentales, es decir, ideológicas, que en él, y consecuentemente, en todos y cada uno de nosotros, subyacen.

No casualmente, en ese texto de escasas páginas que constituyen el Prefacio de la Contribución a la crítica de la economía política, escrito en 1859, Marx, habría de declarar que salvo Miseria de la filosofía, El Manifiesto del Partido Comunista, su Discurso del libre cambio, y sus notas sobre Trabajo asalariado, todos sus otros escritos –incluyendo la tan difundida Ideología Alemana, debían ser entregados «a la crítica roedora de los ratones». Y tampoco constituye una eventualidad, que haya reformulado una y otra vez su plan de trabajo sobre El capital, de tal manera que solo acabó publicando el Libro I, dejando tan solo en manuscritos inacabados los tres Libros restantes.

Marx, era plenamente conciente de la enorme tarea que tenía por delante, que no estribaba, simplemente, como piensan algunos, en llevar a cabo una crítica al capital, sino primordialmente en aplicar al análisis, un método que «no solo difiere fundamentalmente del de Hegel, sino que le es fundamentalmente opuesto» [[2]], para con este, develar efectiva y verdaderamente, que es lo que se encuentra por detrás del capital y de su movimiento.

El método marxiano, se opone así definitivamente a la Dialéctica y al Hegelismo, por que da cuenta de:

a) La VIDA, es resultante de la PRODUCCIÓN SOCIAL DE LA EXISTENCIA,

b) Esta producción, se expresa MATERIALMENTE en las RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN,

c) Las que se encuentran precisadas por las RELACIONES DE PROPIEDAD,

d) Las cuales definen el ANTAGONISMO entre los propietarios privados de los medios de producción y el trabajo efectivamente liberado. [[3]]

En referencia al Antagonismo.

Desde lo gramatical, oposición y antagonismo, son sinónimos, por ello, Marx, usa indistintamente uno u otro término. Pero lo que debe tenerse efectivamente en cuenta, es que el concepto de antagonismo, implica oposición irreductible, y por ende, no-complementariedad, y desde allí, escapa a la superación dialéctica contenida en la síntesis.

Esta cuestión epistemológica, nada tiene que ver, con las formas que la lucha de clases adquiere en determinado momento, porque el antagonismo del Trabajo frente al Capital, se encuentra siempre presente, siendo dado porque el trabajo es la fuente de todo valor, valor que, definitivamente, resulta apropiado por el capital.

De esta manera, la esencia de la Relación Capital / Trabajo, se encuentra más allá de la oposición – contradicción – complementariedad, definida dialécticamente, siendo determinada entonces, por la PROPIEDAD PRIVADA, desde la cuál se despliega la EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO.

FF, destacó en la anterior reunión, como la explotación resulta asemejable a la escena primaria edípica. Pero, así como detrás de la escena primaria freudiana, se encuentra el deseo, podemos afirmar que detrás de la explotación, se encuentra la propiedad privada, más exactamente, la propiedad privada de los medios de producción.

De aquí, que no-solo es falso, si-no que fundamentalmente constituye un velo, la propuesta liberal de la «redistribución de la riqueza»

La riqueza, es producida por el trabajo, pero resulta apropiada por los dueños del capital, que se configuran en los compradores de la fuerza de trabajo, para desde allí, poner en marcha la maquinaria de producción de tiempo de plus-trabajo, es decir, la extracción y apropiación del plusvalor, la explotación lisa y llana.

Hay quienes, rememoran los años perdidos del Estado de Bienestar, en los cuales, la riqueza producida, se repartía por igual entre los poseedores de capital, y los trabajadores. Pero esto no es pura nostalgia, es también un velo. Porque lo que permanece oculto, es la diferencia esencial existente entre la renta que perciben los trabajadores, y la renta que retine el capital. Lo primero, es tan solo salario, es decir, dinero que sirve para la cobertura de las necesidades de reproducción de la clase, mientras que el dinero que retiene el capital, es, dinero que reproduce dinero mediante la compra de fuerza de trabajo, ergo, es capital. Mientras que el primero, se difuma en el consumo, el segundo, hecha a rodar la Ley General de la Acumulación [[4]].

De manera que, mientras la Dialéctica nos muestra la relación, Marx, nos significa lo que hay detrás de ella, es decir, que es lo que la determina y sostiene, y al unísono, ilumina al TRABAJO, instruyéndonos que el Capital, no resulta otra cosa que TRABAJO ACUMULADO [[5]], oculto en el FETICHISMO DE LA MERCANCÍA [[6]] y tras la MIERDA del DINERO [[7]].

La Relación ha quedado rota, la SIMULACIÓN ha sido descubierta, el SIMULACRO [[8]] ha quedado desenmascarado. Ya no hablaremos de Capital – Trabajo, porque todo es, VERDADERAMENTE Y ÚNICAMENTE, TRABAJO.

Pero esto, que ya es mucho, no es todo, porque el TRABAJO solo adquirirá socialmente su categorización definitiva, cuando se encuentre definitiva y totalmente LIBERADO del tiempo de plustrabajo, absoluta y plenamente AUTÓNOMO del DOMINIO que los PROPIETARIOS PRIVADOS ejercen sobre él.

Y aquí encontramos entonces, con la verdadera dimensión de TRABAJO AUTÓNOMO, es decir, TRABAJO QUE SOLO PRODUCE VALORES DE USO, TRABAJO NEGADO A LA PRODUCCIÓN DE VALORES DE CAMBIO, que el capital impone y de los cuales se apropia.

III. Posfordismo, expresión plena del Trabajo

Alguien hoy aquí, podrá decir: «Está bien, todo lo expuesto desde lo teórico es perfectamente comprensible, pero ¿qué tiene que ver esto, con la realidad actual, con la flexibilización del trabajo, la desocupación y la miseria reinantes por doquier, en este momento del desarrollo capitalista, nominado como postcapitalismo, neocapitalismo, capitalismo maduro, posfordismo?

Precisemos entonces algunos conceptos.

Cuando hablamos de trabajo, estamos refiriéndonos a fuerza de trabajo asalariada, es decir, fuerza de trabajo que se dispone a intercambiarse por salario (capital variable: Cv), para crear así Plusvalor, y por ende, producir capital.

Por ello, puede afirmarse que el capital, no es otra cosa que trabajo acumulado, y que cuando se habla de producción, no se está hablando simplemente de la creación – realización – fabricación de bienes. En términos capitalísticos, la producción es, siempre, producción de capital [[9]].

Y aquí, un señalamiento importante. El conjunto de teóricos que responden al capital, el ejército de gerentes que lo regentea, y la mayor parte de los intelectuales y mediadores políticos ‘progres’, desde derecha e izquierda, asienten que el problema capital de la economía argentina, reside en su falta de competitividad. Ahora bien, ¿qué es lo que hace competitivo a un país? El incremento de su productividad, es decir, el incremento de la extracción de plusvalor, ergo, la profundización de la explotación.

Que la fuerza de trabajo se dispone, significa que se encuentra a disposición del capital variable, ergo, no implica, per se, que se encuentre efectivamente empleada.

Por su parte, empleo no significa en sí mismo, producción de Plusvalor, más allá, de que esa fuerza de trabajo efectivamente empleada, y perciba un salario. La fuerza de trabajo es solo productiva, si produce Plusvalor, es decir, capital, debido a lo cuál, existe trabajo productivo, y trabajo no productivo [[10]].

Veamos esto, particularmente en el sector salud.

Los trabajadores del mismo, pueden encontrarse empleados -y por lo tanto percibir un salario, por cuenta del Estado, o de parte de los propietarios privados de capital. En el 1er. caso –empleados por el Estado, si bien constituyen un sector del ejército de los asalariados, no reproducen capital, ya que su salario es resultante de las Rentas del Estado, y consecuentemente, son trabajadores improductivos.

En el 2do. caso –empleados por los dueños privados de capital, su salario proviene de la fracción variable del capital, y por ende, además de integrar el ejército de asalariados, reproducen capital, ergo, son trabajadores productivos.

Demás esta decir, que los trabajadores del sector salud, que trabajan por cuenta propia, y que cobran honorarios por su trabajo, constituyen la capa de trabajadores improductivos no asalariados.

Esto, que aparece como un preciosismo teórico, que puede sin duda alguna ser extendido al conjunto de los trabajadores, es una de las patas que sustenta la privatización de los servicios públicos, habida cuenta que el capital necesita del trabajo productivo, es decir, del trabajo puesto producir plusvalía, y por ende, a reproducir capital.

La cuestión esencial que reposa en la base de las privatizaciones, no reside en el desguace del estado, ni en el aumento de las tarifas públicas, ni en las grandes ganancias de los consorcios, ni la corrupción, etc., etc. La apropiación de las empresas y servicios públicos, por parte del capital, sigue la lógica de hacer más productivo al trabajo, y, consecuentemente, extraer plusvalor.

La fuerza de trabajo asalariada no-empleada –el ejército de reserva, hace al salario al igual que la fuerza de trabajo efectivamente empleada, ya que su incremento o disminución, hace a la disminución o aumento del salario, es decir, al capital variable, (Cv), y por consiguiente, a la producción de Plusvalor, y por lo tanto a la producción de capital.

De aquí, que la desocupación, independientemente de su valor relativo, (% de trabajadores sin empleo sobre la PEA), o de su magnitud total, (nº de trabajadores sin empleo), es siempre relativa, por que se encuentra en función directa del quantum de capital variable, de manera que si se incrementa este, aumenta paralelamente la cantidad de trabajo empleada, y si el Cv disminuye, el trabajo también cae.

Al igual que la desocupación, la pobreza es siempre relativa, por que se encuentra en función directa de la riqueza, por lo cuál, el incremento de esta hace al aumento de aquella.

La concentración-centralización del capital, conlleva el aumento de riqueza, por ello, no resultando extraño entonces, que hoy día, en la etapa de mayor y más profunda mundialización del capital, la pobreza se encuentre in crescendo, incluso dentro de los países centrales.

Consecuente con esta particularidad del desarrollo capitalista, se construye el andamiaje teórico de los intelectuales liberales, y el discurso político del progresismo, (usamos aquí, el concepto liberal, en sentido político, es decir, caracterizando a todos aquellos que se preocupan y se entusiasman por el progreso y el bienestar, sin importarles en demasía la propiedad privada, ni la explotación consecuente), en cuanto a pretender una equiparación (producir equidad), ante el incremento del capital [[11]], y el crecimiento consecuente de la pobreza.

Una nueva disquisición, esta vez con punto de partida en la conceptualidad de la equidad.

Hasta la década de los ’70, se hablaba de la igualdad, desde la década de los ’80, dicho concepto es reemplazado por el de equidad.

Una metamorfosis muy particular, por que en lugar de dar cuerpo a un concepto superador, la igualdad [Principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos] es trastocada en equidad [Propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley] De esta manera, el derecho –el mismísimo derecho burgués, es reemplazado por el juicio valorativo, por la moral.

Veamos ahora, como se expresa todo esto en Argentina, en la cuál, los índices estadísticos muestran:

ß salario real nominal

ß hs trabajadas

Ý pobreza

La coherencia entre estos índices, resulta más que evidente: la disminución del salario real nominal, y de la cantidad de hs trabajadas, determina el incremento de la pobreza.

Ý productividad

En ciertas ramas de la industria, (derivados del petróleo, acero y aluminio, automotriz), puede observarse el descenso abrupto, en la última década, de la cantidad de hs de trabajo empleadas para la producción de un determinado bien, es decir, se incrementó la productividad, ergo, disminuyó el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de una mercancía dada. Esta disminución, puede deberse: a) la intensificación del ritmo de trabajo, (plusvalía absoluta), b) la introducción de la informática y robotización, (plusvalía relativa). Más allá de que en un momento dado, y en una rama en particular o en el conjunto de los sectores, pueden combinarse ambos tipos de obtención de plusvalía, cabe destacar, que la introducción de tecnología intensifica el trabajo [[12]]

Valgan aquí dos aclaraciones: 1) cierto es que el aumento de la productividad alcanzó a ciertas ramas, y no a la totalidad, p. Ej.: la producción en la industria textil disminuyó en la última década en un 25%. Pero también es sabido, que la producción capitalista no se desarrolla en forma uniforme en todas las ramas, sino que, por el contrario, ‘hace punta’ en aquellas que le resultan más productivas = mayor extracción de plusvalor, 2) el hecho de que en una rama industrial -p. Ej. la automotriz, se produzca desde el primer tornillo hasta el producto final, o por el contrario, sea como en el territorio argentino, una simple maquiladora (ensambladora), en verdad nada importa, por dos cuestiones: a) lo que define la producción capitalista, es el quantum de trabajo productivo que emplea, b) la maquiladora es expresión acabada de la mundialización de la producción capitalista, y por ende, de la mundialización del trabajo, es decir, expresa el desarrollo de las fuerzas productivas.

Y vale también aquí, echar un párrafo, sobre la tecnología. Hoy, al igual que con la implantación de la maquinofactura en la segunda mitad del S XIX, la máquina – robot, aparece desplazando fuerza de trabajo viva, y por ello, se erige en un portentoso Moloch. Pero ¿qué es la maquina, que constituye al robot? ¿Que es lo que poseen a su interior? La respuesta es simple: trabajo, mejor dicho, fuerza de trabajo muerta y acumulada, echa máquina – robot, merced al conocimiento y la ciencia, que no son otra cosa que trabajo inmaterial acumulado.

No faltan quienes, se desesperan ante la introducción de la informática y la robótica, y alzan sus ruegos al cielo, implorando la detención de la revolución científico-técnica, cuando en verdad, estas no son otra cosa, que la expresión más genuina del trabajo, pero de un trabajo que se encuentra prisionero del capital.

Sin duda, no existe tarea más hermosa y ciclópea que liberar al trabajo de la opresión capitalista. Sin duda, no existe tarea más humana que liberar el deseo y la creatividad de los hombres expresados en el trabajo.

Ý desocupación

Ý Nº de trabajadores empleados

Ý masa salarial

A simple vista, estos índices parecen contradictorios, pero la cuestión reside en si se los analiza desde ‘el sentido común’ (el peor de los sentidos), o desde la lógica de la producción de capital. A) La desocupación, como veíamos anteriormente, es siempre relativa -ya que está puesta en función del Cv. El capital, dispone a esta fracción del mismo, en dos sentidos: por una parte, la introducción de tecnología (trabajo muerto acumulado), requiere de una mayor proporción de capital constante, (Cc), lo cuál, naturalmente, hace disminuir la fracción de Cv [[13]], con sus lógicas consecuencias de disminución del Nº de trabajadores empleados, y / o la disminución del salario real nominal. Por otra parte, anualmente ingresan al mercado laboral, una masa in crescendo de trabajadores, que no son absorbidos en su totalidad, y, en consecuencia, un % de los mismos pasa a engrosar las filas del ejército de reserva, (en el caso Argentina, anualmente 350.000-400.000 trabajadores ingresan a un mercado que solo crea entre 100.000-180.000 puestos de trabajo). Pero este, no es un ‘problema demográfico’, (considerarlo como tal, sería adscribir a las tesis malthusianas), sino un a cuestión de cómo el capital dispone de su fracción Cv. Y esta disposición de la fracción Cv por parte del capital, no es un hecho antojadizo, voluntarioso, ni azaroso, sino que responde linealmente a la lucha de clases. Ergo, cuando la ofensiva obrera hizo tambalear al capital, (1900-1930), este encontró una herramienta formidable en el fordismo – keynesianismo, de aquí entonces, la mayor disposición de Cv que observamos en el trabajo intensivo = pleno empleo, visualizable entre 1945-1970. Pero la lucha obrera continuó, exigiendo mayores cuotas de Cv directo = salarios, y/o de Cv indirecto = Rentas del Estado, (salud, educación, previsión, vivienda), volviendo así estéril la herramienta capitalística, ante lo cuál, el capital responde con una nueva ofensiva, asentada esta vez, en el Cc = Tecnología, con sus secuelas consecuentes de pobreza y desocupación. Estas no son entonces, ‘perversiones del capitalismo’, ni tampoco resultantes de una ‘vía de desarrollo teratogénica’, las cuales podrían resolverse adecuadamente desde una planificación ‘científica’ (tecnocracia) y / o estatalista (socialismo de estado). Son instrumentos del capital efectiva y totalmente mundializado, para enfrentar al trabajo realmente mundializado, es decir, armas de la lucha de clases [[14]]. B) El incremento del nº de trabajadores, no-solo es un dato insoslayable de las distintas estadísticas, sino que además contiene las siguientes características: a) el crecimiento efectivo del nº de trabajadores productivos, b) la subsunción real del conjunto social al capital [[15]] = la Fábrica Social. En boca de muchos, se escuchan quejas y lamentos por la disminución del nº de trabajadores efectivamente empleados en el segundo sector (producción de manufacturas), siendo este un hecho inconstrastable en nuestro país y en el mundo entero, (p. Ej. en Francia, en la última década, descendió en un 25% el nº de trabajadores empleados en la industria de producción de energía, y en un 60% los trabajadores empleados en la industria textil), pero, al unísono, se han incrementado geométricamente los puestos de empleos en el ‘tercer sector’ (comercio, servicios, finanzas). Esto, no es resultante de un ‘desvío’ del desarrollo capitalista, todo lo contrario. En sí mismo, es la comprobación verdadera de las tesis marxista de cómo la producción se encuentra incluida en la circulación, y de cómo esta en la actual etapa, es la que determina el proceso productivo ppte. dicho [[16]]. La fábrica, entendiendo por tal el instrumento que el capital construye –particularmente a partir de la revolución industrial, y que es profundamente perfeccionado por la introducción del fordismo-taylorismo, cede así su puesto de control y mando sobre el conjunto social, a la Fábrica Social, es decir, la subordinación – inclusión absoluta y total de toda la sociedad bajo y en el capital [[17]].

Ý ganancias de los GG EE

De todo esto, el incremento tendencialmente geométrico de las ganancias de los GG EE no solo ya transnacionalizados, sino básicamente mundializados. Una ganancia que no brota ya -en exclusividad, de la explotación al interior de la fábrica fordista, sino de la extracción – apropiación del plusvalor, producido en todos y cada uno de los poros de la sociedad, en cada milímetro de la cuadrícula física, intelectual y afectiva, de los trabajadores [[18]].

Por ello, el problema central del capital, no reside ya hoy en la prevención, el diagnóstico, o el tratamiento de las crisis de sobreproducción – subconsumo, (las cuales a efectivamente resuelto a través de la introducción de la ‘producción a stock cero’), sino en como garantizar efectiva y eficazmente la explotación global y el control social.

En la superficie –y a los ojos de muchos investigadores vulgares, el capital aparece como desechando el trabajo, a través de la expulsión de trabajadores efectivamente empleados en la fábrica, cuando en verdad, la fuerza de trabajo efectivamente subsumida es hoy mucho mayor que ayer, merced a la introducción de trabajo muerto expresado en la tecnología, la masiva incorporación de fuerza de trabajo femenino (que en los países centrales alcanza al 50% del total), la introducción de fuerza de trabajo infantil, la perentoria utilización de la ciencia y la técnica, todo lo cuál, e independientemente de los valores relativos y absolutos del salario real, determina el crecimiento de la masa salarial total y global.

De aquí, que en la actual etapa, el capital comience, verdaderamente, a encontrarse cara a cara con su sepulturero: quiere vivir sin el trabajo, pero este le resulta cada día más imprescindible para su reproducción. Entonces, lo único que le resta, es atacar el salario y al antagonismo –hoy más que nunca presente y objetivamente visualizable. Por ello, la instrumentalización del monetarismo (valorización de la moneda, visualizable hoy día en las maniobras que a iniciado Cavallo, alrededor de la paridad cambiaria, a partir de no haber logrado plenos poderes para introducir reformas laborales), el fiscalismo (la apropiación del gasto social vía el gerenciamiento privado del mismo, y cuyo ejemplo más acabado hoy día, lo representan las AReS), la tercearización, (en todas y cada una de las empresas de Ford, instaladas en el mundo de los años ’60, el 70% de la producción se realizaba en el interior de la planta automotriz, hoy día, ese % cayo al 25-30%), la desregulación laboral, (flexibilización, contratos basuras)

Hemos mostrado la falacia de la relación dialéctica capital / trabajo, y hemos descubierto como, las relaciones de producción capitalista, asentadas en la propiedad privada, se han convertido en una auténtica traba para el desarrollo de la humanidad.

Y esto, solo puede ser resuelto por la REVOLUCIÓN SOCIAL, es decir, por transformaciones en las condiciones económicas de producción, y de conversiones de la conciencia que los hombres tienen del conflicto y de como luchan para resolverlo [[19]]

Hoy, más que nunca, suenan no-utópicos los dichos de aquel médico, pedíatra, sanitarísta chileno, presidente constitucional de su país, las palabras que el compañero Salvador Allende, dirigió a su pueblo y a todos los pueblos del mundo, desde el Palacio de La Moneda, momentos antes de ser asesinado por las fuerzas de la reacción y el fascismo: «Más temprano que tarde, se abrirán las oscuras alamedas, por las que transitará el hombre nuevo, que creará un mundo mejor»

Porque ES FALSO QUE LA REVOLUCIÓN ES POSIBLE, la REVOLUCIÓN no depende del azar, no se encuentra incluida dentro de ningún cálculo probabilístico, ni siquiera forma parte de las fenecidas ecuaciones dialécticas.

LA REVOLUCIÓN, ES ABSOLUTA Y DEFINITIVAMENTE I-N-E-V-I-T-A-B-L-E.

Ituzaingó, junio de 2001

[[1]] K. Marx. Prólogo a la 2da. Edición de El capital. Londres, enero 1873.

[[2]] Íbidem.

[[3]] Íbidem.

[[4]] K. Marx. El capital. Libro I.

[[5]] K. Marx. Manuscritos de 1844. 1er. Manuscrito.

[[6]] K. Marx. El capital. Libro I.

[[7]] A. Negri. Marx más allá de Marx.

[[8]] J. Baudrillard. Cultura y simulacro.

[[9]] K. Marx. Grundrisse T I, Capítulo VI Inédito, Historia crítica de la plusvalía en Manuscritos 1861-63.

[[10]] Íbidem. K. Marx. Grundrisse T II, El capital T 1.

[[11]] K. Marx. Ley General de la Acumulación Capitalista, El capital T 1

[[12]] K. Marx. El capital T 1, Capítulo sobre la Gran Industria. Manuscritos de 1861-63, Fragmento sobre las máquinas.

[[13]] K. Marx. El capital. T 1, Composición orgánica del capital.

[[14]] T. Negri. Fin de siglo. Dominio y sabotaje. Imperio.

[[15]] K. Marx. Capítulo VI. Inédito.

[[16]] K. Marx. Grundrisse.

T. Negri. Marx más allá de Marx. Fin de Siglo. Las verdades nómadas.

[[17]] M. Revelli. 8 hipótesis sobre el posfordismo.

G. Cocco. Los paradigmas sociales del posfordismo

[[18]] La producción biopolítica es definida por Deleuze y Guattari, en Capitalismo y Esquizofrenia, (Tomo I: El anti-edipo, Tomo II: Mil mesetas), y retomado por Negri y Guattari, en Caosmosis, y en Las verdades nómadas, y posteriormente, por M. Hardt, P. Virno, M. Lazzarato.

[[19]] K. Marx. Prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política.