Messiaen, Olivier - Tratado de Ritmo, Color y Ornitología - Tiempo y Microfísica
9) Tiempo y Microfísica
Es imposible atribuirle un determinismo riguroso a la sucesión de fenómenos en la escala corpuscular. El aparente determinismo en las escalas macroscópicas debe rendir sus posiciones a escalas más pequeñas en las que exista una probabilidad de calcular todas las consecuencias posibles y sus respectivas probabilidades. Ciertamente, la causalidad “débil” todavía existe en la Física en tanto que todo efecto siempre tiene una causa y que la supresión de la causa siempre conlleva la desaparición del efecto: pero ya no triunfamos en recuperar la causalidad “fuerte” cuando el efecto necesariamente resulta en la causa y está vinculado a ella por un riguroso determinismo. La causalidad débil permite suponer que una causa singular podría producir uno así como muchos otros posibles efectos, con solo una cierta probabilidad de que tal causa produzca ese efecto y no cualquier otro. (Louis de Broglie, Physique et microphysique, 294, 295.)
Analogía: el músico-rítmico puede engañar parcialmente la anticipación del oyente, al elegir al menos esperado de entre varios efectos posibles. Ejemplo tomado de la armonía clásica: el viejo procedimiento de la cadencia rota – también puede haber cadencias rotas en el ritmo, o cualquier otro número de efectos que son difíciles de prever, o que son completamente imprevisibles. El procedimiento melódico-rítmico del desarrollo por eliminación, tan querido por Beethoven, se reemplaza por el procedimiento armónico-rítmico de los caracteres rítmicos de Stravinski, que permiten un poco más de lo imprevisto, o por el procedimiento puramente rítmico de los caracteres rítmicos completamente independientes a la música a la cual están vinculados (ver mi Turangalila Symphonie o mi Livre d'Orgue) que permite mucho de lo imprevisto.
En la Mecánica Ondulatoria es generalmente imposible, cuando uno tiene un ensamble de partículas de la misma naturaleza física, atribuir a cada una de ellas una individualidad que le asigne una numeración permanente. La razón profunda de esto es que las partículas del mismo tipo físico, teniendo propiedades idénticas, pueden ser distinguidas sólo por sus distintas posiciones en el espacio: ahora, en la Mecánica Ondulatoria, uno no puede generalmente atribuir posiciones bien definidas en el espacio a las partículas, y éstas partículas pueden encontrarse en una región extendida entera del espacio. Si sus regiones de presencia posible se invaden o cubren a sí mismas, que es lo que más comúnmente ocurre, ¿cómo podría uno continuar siguiendo su individualidad? En la Mecánica Ondulatoria, la posibilidad de que dos partículas se encuentren la una a la otra en el mismo punto del espacio impulsa a atenuar la vieja noción de impenetrabilidad de la materia. Ésta noción es oscurecida en el mismo momento en que la numeración permanente de las partículas se convierte en algo imposible. (Louis de Broglie, Physique et microphysique, 207, 208.)
Analogía: Dos partículas encontrándose en el mismo punto en el espacio pueden ser comparadas a la duración unísona (un caso frecuente en la polirritmia o superposición de diferentes ritmos). En cuanto a la imposibilidad de asignar una numeración permanente a partículas de la misma naturaleza, si no sabemos su posición exacta en el espacio, podemos asimilarla en una sucesión de duraciones exactamente similares que podrían permutarse. Usando cuatro semicorcheas:
Si las leo de forma retrograda, mi ojo va a haber cambiado sus respectivos lugares:
pero el oyente no sabrá nada. Por esto existen ritmos no retrogradables, como el Denkhi de los hindús:
nosotros leemos de izquierda a derecha, luego de derecha a izquierda, así siempre:
Por esto existen ritmos que no pueden ser transformados en una permutación particular (que no sea retrogradación), como el Bacchius de los griegos:
leyéndolo de los extremos al centro: el resultado es el mismo.
En el caso del Antibacchius de los griegos:
leyéndolo del centro a los extremos: el resultado es el
mismo.
"Le Problème du Temps" (taken from Vie et Transmutation des Atomes, by Jean Thibaud, 226- 230)
Paradas en el Tiempo
En el transcurso de los eventos individuales relativos a los átomos, el tiempo avanza a pasos agigantados; en la infinitamente pequeña y temporal evolución, es igual de discontinuo como puede ser la distribución espacial de los granos atómicos. Nunca podemos confiscar una progresión así de irregular en la vida en curso: Únicamente una experiencia de laboratorio apropiada puede revelárnosla: comenzando con el aumento del número de puntos considerados en el tiempo, la cadena de eventos se recupera a sí misma: obtenemos un aspecto de continuidad temporal
Determinismo Inverso
Sin el futuro siendo estrechamente determinado sería sorprendente si, en el mundo material, el presente no contuviese ya, potencialmente, algo de los eventos futuros. Hago alusión aquí a una posible alteración de los eventos presentes por esos que deben suceder luego. Cuando admitimos que el presente es parcialmente capaz de condicionar el futuro pero que lo inverso es imposible, aceptamos una irreversibilidad intransigente del sentido de la evolución temporal, que es difícil de justificar en el dominio de los micro-mecanismos. Por lo contrario, la ley de simetría temporal parecería perfectamente plausible, si se hiciese posible admitir que la cadena de eventos sucesivos de un sistema material pueda ser descripta tan bien en un sentido como en el otro, lo que nos lleva a suponer un cierto condicionamiento del presente por el futuro, así como lo contrario.
Estos dos textos de Jean Thibaud son particularmente inquietantes. El primero, sobre las paradas en el tiempo, violentamente conmociona nuestro buen sentido. Éste tiempo que bruscamente deja de moverse, y se reanuda no menos bruscamente, parece casi inconcebible. Éste vacío temporal, estos “estados estacionarios”, como enuncia Louis de Broglie, sacuden nuestra débil razón. ¿Cómo puede uno olvidar al Ángel del Apocalipsis anunciando que “ya no habrá Tiempo”? Una expresión tan pavorosa que varios comentadores han pretendido minimizarla por una traducción debilitada y ridícula, diciendo: ¡ya no habrá periodos de tiempo!... Sin embargo, los escritos de los Santos son siempre correctos, y la ciencia vuelve a unirse a ellos...
Analogía: el músico-rítmico encontrará aquí una vez más los silencios de Pierre Boulez, tan totalmente opuestos a los sonidos, que no pertenecen ni al sonido precedente ni al subsecuente. En esta concepción, el silencio es una cesación, una ausencia, una negación, es todo lo opuesto al sonido como la noche lo opuesto al día, es el tan corto Silencio, con S mayúscula.
Segundo texto sobre Determinismo Inverso. La influencia del presente en el futuro y del futuro en el presente, ¡determinismo en ambos sentidos! Permítasenos primero remarcar que ésta teoría no se cruza con la libertad del hombre, y no hace nada para invalidar al libre albedrío: consiste de un doble determinismo, siempre hacia adelante, nunca retrógrado, actuando únicamente en la escala de lo infinitamente pequeño. Éste texto tal vez distrae a la inteligencia práctica… a pesar de la prudencia de expresión y todas las precauciones terminológicas tomadas por el autor…Parece bastante simple cuando se transfiere al dominio rítmico-musical. ¿No es el compositor-rítmico un pequeño demiurgo, teniendo todo el poder sobre aquella obra que es su creación, su microcosmos, su cría, su cosa? Él conoce de antemano todos los pasados y todos los futuros (de la obra), todos son presentes en su mente. A voluntad él puede transformar el presente haciendo que toque el pasado o el futuro, y hacer correcciones al antes y el después, con tal o cual cambio. Tiene la posibilidad de escribir el mismo texto en avance o retrógrado, e incluso de superponer las dos formas (cánones rítmicos retrógrados); aún mejor, puede empujar su investigación en todas las formas posible ofrecidas por inversiones o permutaciones de duración: movimiento hacia adelante, movimiento retrógrado, movimiento desde el centro hacia los extremos, movimiento desde los extremos hacia el centro y una multitud de otros movimientos que le parecerían al viejo Cronos una horrible cirugía practicada en su imperio, una mutilación anestésica del tiempo en el pasado y en el futuro, ¡para animar estos restos de futuro y pasado mientras les confiere una nueva identidad! Hasta puede voluntariamente aplicar el mismo orden de permutación a lo que ya ha sido permutado una primera vez, y comenzar otra vez la misma operación hasta encontrarse las duraciones nuevamente en sus posiciones originales: ¡éste es el caso de las “reinversiones simétricas limitadas”!...
Recurrencia por alternación variada
Todas las distintas actividades del hombre llevan la marca de una variación periódica. Desde la actividad política a la artística, actividad sexual a espiritual y religiosa, el proceso es siempre el mismo. Hay alternación de lo mismo y de lo otro, lo mismo nunca siendo idéntico sino similar.
“Toda la historia del mundo está compuesta por éstas alternaciones de libertad y autoridad; de una sed de innovación, y de voluntad y estabilidad.” (Jean Chevalier, Les Rythmes de la Vie, "Les rythmes du monde économique.")
Muchos espíritus creativos se ven afectados por crisis, en el curso de las cuales todas sus concepciones y sus previas creaciones se les aparecen como nada más que cenizas: todo está desarreglado, cuestionan lo que pensaban que comprendían y amaban. De éste tipo de fenómeno perteneciente al derramamiento o disolución del tejido orgánico: ellos generalmente engendran una nueva creencia en el genio, la accesión a un plano superior de conocimiento y amor: antes de saborear la dulzura de la fruta madura, es necesario asistir al marchitamiento de la flor… (Gustave Thibon, Les Rythmes et la Vie, "Les rythmes dans la vie spirituelle.")
“Las funciones del organismo humano están marcadas por huellas rítmicas, pero es esencial en el dominio de la sexualidad que esto se revele aún más.” (Doctor René Biot, "L’activité sexuelle," Les Rythmes et la Vie.)
Cuando, según las oscilaciones cada vez más amplias entre la esperanza y la desesperación, el contorno descendente del ritmo espiritual dirige hacia la nada, el contorno ascendente próximo eleva al absoluto. (Gustave Thibon, Les Rythmes et la Vie,"Les rythmes dans la vie spirituelle.")
En el orden mecánico, aquellos fenómenos sometidos a medidas se reproducen con una regularidad y precisión absolutas; en el dominio de la vida, ninguno de estos fenómenos (la ley del ritmo siendo líder de la repetición indefinida), es absolutamente idéntico al fenómeno que lo precedió. La alternancia mecánica trae de vuelta una alternancia idéntica mientras que la alternancia de la vida trae una similar. La medida repite, el ritmo se renueva a sí mismo. (Gustave Thibon, id.)
Esto es por qué la raíz Indo-Europea del ritmo mundial es: sreu = correr. Del Sanscrito: sravati, ello corre – el Griego: rheö, correr, y rhuthmos, movimiento de las olas. Del Inglés: stream – y el Alemán: Strom, agua corriendo. Del Francés: rythme. Y, bastante justamente, hemos comparado al ritmo con la recurrencia de las olas oceánicas: porque todas las olas ascienden y descienden, pero ninguna con el mismo volumen, la misma fuerza, la misma duración.
Hemos visto que el universo y el ser humano eran hechos de tiempo superpuesto. El universo y el ser humano son ambos hechos de ritmos superpuestos. Uno no puede moverse sin el otro. La substancia del mundo es, por tanto, polirrítmica. ¡Qué aprendizaje para el músico! ¡Todos los músicos deben ser rítmicos y polirrítmicos! ¿Lo son realmente?
Los Orientales son todos rítmicos, los Hindús más que todos los otros juntos. Los Occidentales son más armonistas que rítmicos. En cuanto al polirritmo, es poco conocido, y mucho menos practicado en el Oriente, y casi inexistente en el Oeste. Su uso presenta una gran dificultad: es casi la destrucción total por sus peores enemigos: los factores de cohesión.
Polirritmo y los factores de cohesión
Tan pronto como el compositor intenta superponer varios ritmos, él se enfrenta con fuerzas neutralizantes que dificultan una clara percepción de las mismas. Estos son los factores de cohesión. André Souris reconoce cuatro principales: la semejanza de los timbres, isocronicidad (igualdad de duración), tonalidad, y unidad de registro – a lo cual añado la unidad de tempo, duración unísona, unidad intensiva, y tal vez unidad de ataque. Es evidente que varios ritmos superpuestos no pueden ser seguidos si las voces que los ejecutan poseen el mismo timbre. Si una añade distintos timbres o sonidos percusivos indeterminados, las diferencias en el timbre son la condición primera de la claridad. La diferencia de registro puede añadir a la misma, pero si la unidad de registro está vinculada con la diferencia en el timbre, la cohesión se debilitará lo mismo, y los ritmos pueden ser percibidos.
La isocronicidad es la más terrible de todos los factores de cohesión. Una sola voz isócrona es suficiente para destruir todo un andamio de ritmos, ¡tan libres! ¡tan diversos son! Así como los diferentes modos existentes y la serie dodecafónica tienen la misma fuerza cohesiva, la tonalidad es un adversario igualmente fulminante. Sería preferible que la polirritmia vaya junto con la politonalidad, la polimodalidad o una mezcla deliberadamente medida de tono, modo y serie. La música que es rigurosamente serial no se adapta bien al polirritmo, porque la fuerza cohesiva del serialismo tira a todos los demás parámetros hacia sí. Una sucesión banal de conjuntos cromáticos, repartidos por todas las voces, presenta casi el mismo inconveniente. Los modos de transposición limitada son especialmente peligrosos debido a su color singular. Su uso en la polirritmia requiere un modo absolutamente diferente para cada ritmo.
He intentado destruir la unidad dinámica de intensidad y la unidad de ataque en mi “Mode de valeurs et d’intensités” para piano. La unidad de intensidad, o unidad dinámica, es generalmente y por instinto evitada por los compositores – de otro modo, como las diferencias registrales, las diferencias dinámicas pueden ser reemplazadas por diferencias tímbricas. Las diferencias de ataque son más raras y usualmente confundidas con las diferencias tímbricas, ambas participando en el orden fonético.
En un polirritmo menos complicado, las duraciones unísonas son difíciles de evitar. ¡Uno tendría que evitarlas como a la plaga, sin embargo, para probar el mismo terror que los compositores de doce tonos tienen del intervalo de una octava! Su fuerza cohesiva es inmensa. Ellos revuelven completamente el camino rítmico: ¡tan solo una duración unísona y el oyente ya ha perdido completamente el sentido del polirritmo! Vuelve a cero, a una nueva combinación, la duración unísona habiéndose particionado, compartimentando el polirritmo
La unidad del tempo no es tan mala: su peligro depende bastante de los valores elegidos. He intentado destruirla en mi “Mode de valeurs et d'intensités” dividiendo mi polirritmo en tres partes, o una serie graduada de duraciones superpuestas, cada serie de duraciones estando basada en un valor unificado distinto. Una división superior: 12 duraciones graduadas, de un valor de una fusa a un valor de 12 fusas - división media: 12 duraciones graduadas, de un valor de una semicorchea a un valor de 12 semicorcheas - división inferior: 12 duraciones graduadas, de un valor de una corchea a un valor de 12 corcheas.
Éste “método de valores e intensidades”, parte de mi “Quatre Etudes de Rythme”, será analizada en el Volúmen III.